Parece ser que se pretende la desaparición de los símbolos religiosos de la vida pública. Y yo me pregunto, ¿por qué el Gobierno no quiere la presencia de símbolos religiosos en ámbitos públicos?.
Mi reflexión al respecto es muy sencilla, ¿por qué la neutralidad religiosa del Estado tiene que suponer la eliminación de los símbolos religiosos, y no justamente todo lo contrario?, es decir, ¿por qué esta neutralidad no ha de suponer la acogida de las manifestaciones religiosas como un elemento más de la riqueza de nuestra sociedad?. ¿qué se gana con esta medida y por qué?, ¿quién gana con esta medida y por qué?.
¿Alguien se ha parado a pensar que la pluralidad solo se consigue sumando?. ¿alguien se ha parado a pensar adónde conduce lo contrario?
Con la manera como se pretende actuar se produce un claro desequilibrio entre los que creen y los que no a favor de estos últimos cuando, al menos en mi opinión, en este país hemos aprendido a convivir diferentes personas con diferentes creencias o no-creencias.
Las preguntas anteriores me llevan a la siguiente cuestión: El laicismo, ¿es la voluntad de implantar que en la vida pública no haya religión ni principios religiosos que afecten a la misma?. De ser esto así, ¿en que lugar quedo yo ante el Estado? si mis principios religiosos me mueven a querer un mundo más solidario y promuevo iniciativas populares para que se promulguen leyes al respecto, ¿me será esto permitido o se me obligará a acallar mis motivos religiosos?. O si acaso tengo una inspiración artística de carácter religioso, ¿recibiré alguna subvención del Estado?, y en caso negativo, ¿en qué lugar queda mi inspiración artística ante otra no religiosa?, ¿es esto una discriminación por motivos religiosos prohibida por el artículo 14 de la Constitución o no?
Pero es más, cualquiera que haya leído la vida de Jesús sabrá que en los evangelios se diferencian dos momentos esenciales, la primera es la infancia de Jesús, y la segunda es la vida pública de Jesús.
Eliminar a Jesús de la vida pública de nuestro país sea en su faceta simbólica o artística, sea
en su faceta reivindicativa o de denuncia, o finalmente en su faceta de anuncio del Reino de Dios, me parece que viene a ser lo mismo que decirle a Jesús: " Mira como no somos unos bárbaros no te vamos a crucificar, pero quédate en tu carpintería quietecito y no molestes?". ¿Cuál hubiera sido la respuesta de Jesús?, ¿Cuál será la respuesta de los cristianos?.
Ciertamente se abre una nueva era en la vida de este país lleno de interrogantes para los que somos cristianos. Poco a poco se irá deshojando la margarita y ahí estaremos para dar cuenta de cada pétalo que caiga al suelo.
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